Nací, crecí y sigo viviendo en Cuatro Caminos, aunque la Marina sea el lugar al que siempre acabo llegando. Apasionada por la Educación, a la que he dedicado toda mi vida profesional, y por la etnografía, particularmente por las tradiciones de Galicia, he conseguido, con el paso del tiempo, convertir esos intereses en instrumentos de integración, particularmente para los niños y
niñas con necesidades especiales. No es de extrañar, por tanto, que el libro al que vuelvo, una y otra vez, sea “La Rama Dorada”, donde siempre renuevo la sensación de que toda la humanidad tiene unas raíces culturales comunes que nos hacen a todos iguales.
Me gusta tomar un buen café con mis amigos de siempre, aunque nunca descarto una conversación con cualquier persona capaz de admitir las discrepancias sin perder las formas. Ahí se pueden encontrar las más valiosas ideas. Fue Francesco Tonucci quien me enseñó como una servilleta de papel, con cuatro líneas, puede responder a la pregunta más compleja. La música, tanto clásica como actual y, sobre todo, la tradicional gallega, está presente en mí día a día. Sueño que el liderazgo de la ciudad nos permita reunir, en un gran festival, a los intérpretes más apegados a la tradición con los innovadores que buscan, a partir de esas raíces, abrir nuevas dimensiones.
Heredera del sentimiento deportivista, recuerdo un Teresa Herrera donde no vi el gol, que dio el triunfo al “Depor”, porque estaba centrada en la fiesta que la afición más joven mantenía en las gradas. Aquella “danza tribal” reflejaba la unión tras una idea que iba más allá de lo que acontecía en el campo. Esa fuerza, transferida a otras dimensiones nos abrirá el futuro como colectividad. De cualquier modo, siendo tan coruñesa, me resulta difícil definir la ciudad. Si tuviera que elegir una sola palabra para hacerlo, elegiría la que nos hacía sentir seguros cuando, en los juegos infantiles, un amigo nos perseguía. La palabra “casa” es la que asocio a la urbe porque, además de darme esa seguridad, también es el vocablo que más utilizan las personas que nos visitan y se sienten, aquí, como en su propio hogar.